lunes, 17 de agosto de 2015


 

 





LA PERSONALIDAD

La personalidad es un constructo psicológico, que se refiere a un conjunto dinámico de características psíquicas de una persona, a la organización interior que determina que los individuos actúen de manera diferente ante una determinada circunstancia. El concepto puede definirse también como el patrón de actitudes, pensamientos, sentimientos y repertorio conductual que caracteriza a una persona, y que tiene una cierta persistencia y estabilidad a lo largo de su vida de modo tal que las manifestaciones de ese patrón en las diferentes situaciones posee algún grado de predictibilidad.

 

Ya vimos como Freud, pensaba que la personalidad era el resultado de la resolución de los consientes y de los inconscientes de las personas, además de las crisis del desarrollo. Muchos de sus seguidores modificaron sus teorías, uno de ellos fue, Alfred Adler, quien apreciaba una perspectiva muy distinta de la naturaleza humana de la que tenía Freud.
Adler, escribió sobre las fuerzas que contribuyen a estimular un crecimiento positivo y a motivar el perfeccionamiento personal. Es por eso que en ocasiones se considera a Adler como el primer teórico humanista de la personalidad.
La teoría humanista de la personalidad, hace hincapié en el hecho de que los humanos están motivados positivamente y progresan hacia niveles más elevados de funcionamiento.
Dice que la existencia humana es algo más que luchar por conflictos internos y crisis existenciales.
Cualquier teoría de la personalidad que subraye la bondad fundamental de las personas y su lucha por alcanzar niveles más elevados de conociendo y funcionamiento entra dentro del grupo de teoría humanística de la personalidad.


Otra teoría, es la de la tendencia a la auto realización, según Rogers, el impulso del ser humano a realizar sus auto conceptos o las imágenes que se ha formado de sí mismo es importante y promueve el desarrollo de la personalidad.





Son relativamente poco frecuentes, son tan generales que influyen en todos los actos de una persona. Un ejemplo de ello podría ser una persona tan egoísta que prácticamente todos sus gestos lo revelan.



Son más comunes, y aunque no siempre, a menudo son observables en el comportamiento. Ejemplo, una persona agresiva tal vez no manifieste este rasgo en todas las situaciones.



Rasgos secundarios:
Son atributos que no constituyen una parte vital de la persona pero que intervienen en ciertas situaciones. Un ejemplo de ello puede ser, una persona sumisa que se moleste y pierda los estribos.





                                         


Hay unos elementos que recibimos de nuestros padres; el temperamento, las pasiones, los defectos o cualidades físicos y las limitaciones o las capacidades psíquicas. Estos elementos son los más personales y profun­dos. Definen mucho nuestra forma de ser. Podemos mejorarlos o limarlos con la formación personal, dando un color especial a nuestra personalidad por toda la vida.


                     Factores adquiridos del ambiente

 Recibimos a lo largo de la vida, sobre todo durante los cuatro primeros años, adquirimos costumbres, cultura, una forma de ver la vida (que llamamos cosmovisión), los modales de trato o la formación de comunicación con los demás. Recibimos estos elementos de la familia durante la infancia en un 70%; en un 20% de la escuela; y en un 10% de las amistades o la sociedad. Hoy, está aumentando el influjo de la televisión por la cantidad de horas gastadas por los niños ante el televisor y los videos juegos.




                                Experiencias personales



 Hay situaciones muy particulares que forjan el perfil de cada persona. No se heredan, ni vienen del ambiente: se viven en primera persona. Y son de dos tipos: las decisiones y los accidentes.

Las decisiones personales dejan una profunda huella dejar el estudio por iniciar un trabajo.


 Casarse; elegir un grupo de amistades… Son decisiones que marcan un rumbo para todo el futuro, a veces, las situaciones que dejan huella vienen de fuera. Los accidentes. Pueden ser totalmente imprevistos: un choque de carros, un asalto: o podemos tener cada uno parte en la decisión que ocasioné la situación imprevista: un embarazo no deseado, la elección del trabajo…Estas experiencias marcan a persona para toda la vida. No tienen siempre resultados negativos. Aún las situaciones molestas y conflictivas, pueden aprovecharse para madurar, para aprender o para rectificar.



                      Debemos aceptarnos como somos



Así podemos mejorarnos. Conviene reconocer nuestras cualidades sin vanidad y aceptar los defectos ante los demás, aunque nos duela.  Necesitamos ser coherentes: reconocer las dificultades y los compromisos nacidos de nuestras decisiones pasadas. Aunque nos duela. Debemos pagar la moneda que nos corresponde.



El ser humano es complejo. No nos educamos con la sola buena voluntad.




El ser humano depende de sus fuerzas y de sus limitaciones naturales. No podemos, pues, dejar de lado nuestra forma de ser y aspirar subir… hasta sueños irrealizables, porque nuestras fuerzas y limitaciones nos marcan una frontera. Todo esto nos lleva a una sola palabra “Autoestima”, sino aprendemos nosotros mismos a darnos un valor y prioridad en nuestras vidas, nadie más lo hará y tampoco tendría el mismo valor. Es tu decisión, aquí y ahora tomar el poder de tu vida, revisarla, ver realmente aquello que no te gusta, que te perturba y no te deja brillar con luz propia.
A veces culpamos a los demás por no ser felices y tener paz interior, cuando somos nosotros mismos quienes provocamos esa infelicidad. Somos muy complejos y como lo menciono antes, en ti esta esa fuerza de encontrar un cambio, un plan de motivación personal, el desear con gran empeño y amor a ti, ese cambio de aptitud ante la vida.
No podemos cambiar por completo todo aquello negativo que este en nuestra vida, pero si podemos ubicarlo y darle una orientación positiva no permitiéndole que nos domine y haga perder la visión del camino que queremos conseguir.
Amate, cuídate, date a ti mismo respeto y sobre todo valor, veras como cambia de un modo positivo tu personalidad y enriqueces al mismo tiempo tu autoestima, dile a tu ego que vales mucho para seguir haciendo caso a sus malos consejos.




Los Cuatro Aspectos Fundamentales de la Personalidad

Al hablar de la personalidad es  importante  indicar que la personalidad contiene elementos de origen hereditario y ambiental, estos elementos o factores constitutivos de la personalidad son:



                                  El temperatura

 

                                   El carácter moral




                                 La constitución física



                                   La inteligencia

           

                      EL TEMPERAMENTO

El temperamento es dependiente en gran parte de la estructura constitucional y es predominantemente hereditario al igual que  la constitución física, por ende es el aspecto emotivo de la personalidad, que puede ser de mayor o menor grado de impresionabilidad ante los diversos estímulos,  como  la forma de reaccionar frente a las emociones y  los cambios  de humor.
Al manifestar que, depende de la constitución física y de los factores hereditarios de la misma, Se entiende sobre la influencia de la constitución física en el temperamento como: la baja producción de tiroxina que genera pereza, inercia, torpeza, quienes la sufren son descritos como depresivos, insatisfechos y desconfiados. Al contrario, los hipertiroideos tienen síntomas de tensión nerviosa, excitación, ansiedad, y se manifiestan nerviosos, hiperactivos e inquietos.




                 Los cuatro temperamentos de Hipócrates

Hipócrates es considerado el  padre de la medicina, el mismo que se basó en la teoría de Empédocles y aplicándola al hombre dice que está compuesto de cuatro humores que son reflejo de los cuatro elementos del mundo, en conclusión el ser humano  es un reflejo en pequeño de la naturaleza.
Aspectos de la personalidad, físicos, intelectuales, emotivos y sociales.
La apariencia física de la persona se constituye por la actitud, la complexión y el tipo corporal, la constitución, a expresión del rostro, así, como la manera de vestirse.
La capacidad intelectual se revela por el modo de hablar, el tipo de ideas que expresa, y las cosas de que habla, así como su sistema de valores y estado psicológico.

Se puede estudiar la emotividad de una persona a través de sus gustos y lo que le repugna, viendo si es agresivo o dócil, analizando cómo reacciona cuando las cosas se ponen difíciles, si está generalmente tranquilo y seguro de sí mismo; si se enfada con facilidad, si tolera bromas, su tipo de humor…
Cualidades sociales: la forma que un individuo tiene de comportarse con los demás, y la medida en que observa las reglas de etiqueta que rigen en la sociedad.
El sistema de valores es el conjunto de actitudes que una persona tiene frente a la vida, comprendidos sus principios morales y sus creencias.
La gente tiende a aceptar las pautas de conducta aceptadas por la mayoría; sin embargo, cada generación rechaza reglas de conducta que ya no le parecen apropiadas, y añade otras que expresan más exactamente los gustos y necesidades de los nuevos tiempos.
La mayoría de las reglas de cortesía se fundan en el sentido común. Tienen un valor práctico porque ahorran tiempo, crean situaciones agradables o vienen a llenar una necesidad. Poseen un valor cívico porque imponen a los individuos una cierta disciplina, y revelan consideración hacia los demás.
La base de las diferencias de la personalidad estriba en tres partes fundamentales que se influyen mutuamente: la herencia biológica; el ambiente y la edad. Llamadas también: Naturaleza, Educación y Madurez.
No culpe a su herencia biológica de su pereza para mejorar su personalidad.
Lo que ha ido adquiriendo lo puede ir cambiando. Lo único que se requiere es tiempo y voluntad.






LA PERSONALIDAD Y LAS RELACIONES HUMANAS.
Las relaciones humanas consisten en el arte de llevarse bien con los demás. Siempre que se reúnen dos o más personas se establece una interacción. El proceso de las Relaciones Humanas es una fuerza activa que lleva a la creación de relaciones agradables o desagradables.
Una mayor comprensión de la conducta humana, así como una buena dosis de paciencia y tacto, ayudan a establecer una buena relación humana y tienden a crear una situación de reciprocidad en los demás.

La personalidad es tan importante para conseguir un trabajo como para conservarlo. En un estudio realizado en 76 empresas se encontró que sólo el 10% de los despidos se debía a incompetencia técnica y el 90% fue despedido por lo inadecuado de sus características personales.
Se despide a la gente porque no se muestra dispuesta a trabajar, a asumir responsabilidades, a llevarse bien con los demás; en definitiva, no quieren molestarse.
Consistente.- Puesto que la personalidad es un rasgo distintivo de cada persona, éste permanece relativamente estable a lo largo del tiempo, influyendo en su comportamiento. Esto no evita que el individuo pueda cambiar su comportamiento debido a factores ambientales o a las necesidades experimentadas.
 Diferenciadora.- La personalidad permite identificar a cada individuo como un ser único. Esta característica se traduce en las distintas reacciones que pueden tener las personas ante un mismo estímulo. La personalidad es única por ser una combinación de factores internos, pero si queremos utilizarla como criterio de segmentación, se pueden destacar uno o varios rasgos comunes.


Aspectos Fundamentales de la Personalidad

En la génesis de toda personalidad se encuentran elementos de origen hereditario y elementos de origen ambiental. Su influencia simultánea a través del tiempo y del espacio, van formando la personalidad. Estos elementos intervienen en la educación del adolescente por lo que hay que tenerlos muy en consideración como recursos de comprensión para su formación.
La Herencia proporciona una constitución física y una dotación genética, mediante las cuales se va a captar el mundo y a responder ante él. El Ambiente proporciona elementos de aprendizaje, pautas para dar significado a los estímulos, y determinar las formas de respuesta.
El sujeto no nace con una personalidad determinada, sino con cierta dotación que condicionará, en parte el desarrollo posterior.
 La personalidad se conquista, se hace, se construye. Las condiciones heredadas se complementan a través de la experiencia, el aprendizaje, la educación, el trabajo, la fuerza de voluntad, la convivencia y el cultivo de la persona.
Los elementos o factores constitutivos de la personalidad, son los que delimitan el campo de acción de las teorías de la personalidad. Por ello es importante, para nuestro trabajo, tener en cuenta su estudio ya que es a través de estas características por las que vamos a conocer y comprender a los adolescentes y lograr una organización más acertada de su identidad y de su autoestima para su autorrealización
Y El temperamento es el aspecto emotivo de la personalidad: el mayor o menor grado de impresionabilidad ante los estímulos; la forma de reaccionar frente a las emociones; los cambios de humor.
Y Depende de la constitución física y especialmente de los factores hereditarios de la misma.
El temperamento es el soporte ineludible e inmodificable de la personalidad. Es un estado orgánico de las reacciones físicas y mentales, surge de las reacciones bioquímicas, las cuales ejercen acción directa y continua sobre el sistema nervioso y vegetativo, esto determina las cualidades específicas de la sensibilidad que el ser humano manifiesta en sus actividades y vivencias, muestra reacciones típicas frente a estímulos del mundo exterior.
El temperamento no cambia solo se va regulando de acuerdo al ámbito en el que está. Lo podemos controlar. En él intervienen factores hereditarios, congénitos y exógenos o externos, estos últimos tienen que ver con la alimentación, el clima y el ambiente. Hace referencia a las características formales o estilos de conducta, independientemente del contenido de estas, es decir, a la forma y no a la acción. La constitución física y el temperamento tienen relación bilateral.


                                        El carácter

FORMACIÓN Y DESARROLLO DE LA PERSONALIDAD


Herencia y ambiente interactúan para formar la personalidad de cada sujeto. Desde los primeros años, los niños difieren ampliamente unos de otros, tanto por su herencia genética como por variables ambientales dependientes de las condiciones de su vida intrauterina y de su nacimiento. Algunos niños, por ejemplo, son más atentos o más activos que otros, y estas diferencias pueden influir posteriormente en el comportamiento que sus padres adopten con ellos, lo que demuestra cómo las variables congénitas pueden influir en las ambientales.

Entre las características de la personalidad que parecen determinadas por la herencia genética, al menos parcialmente, están la inteligencia y el temperamento, así como la predisposición a sufrir algunos tipos de trastornos mentales.

Entre las influencias ambientales, hay que tener en cuenta que no sólo es relevante el hecho en sí, sino también cuándo ocurre, ya que existen periodos críticos en el desarrollo de la personalidad en los que el individuo es más sensible a un tipo determinado de influencia ambiental. Durante uno de estos periodos, por ejemplo, la capacidad de manejar el lenguaje cambia muy rápidamente, mientras que en otros es más fácil desarrollar la capacidad de entender y culpabilizarse.

La mayoría de los expertos cree que las experiencias de un niño en su entorno familiar son cruciales, especialmente la forma en que sean satisfechas sus necesidades básicas o el modelo de educación que se siga, aspectos que pueden dejar una huella duradera en la personalidad. Se cree, por ejemplo, que el niño al que se le enseña a controlar sus esfínteres demasiado pronto o demasiado rígidamente puede volverse un provocador. Los niños aprenden el comportamiento típico de su sexo por identificación con el progenitor de igual sexo, pero también el comportamiento de los hermanos y/o hermanas, especialmente los de mayor edad, puede influir en su personalidad.

Algunos autores hacen hincapié en el papel que cumplen las tradiciones culturales en el desarrollo de la personalidad. La antropóloga Margaret Mead convivió con dos tribus de Guinea y mostró esta relación cultural al comparar el comportamiento pacífico, cooperativo y amistoso de una, con el hostil y competitivo de la otra, pese a tener ambas las mismas características étnicas y vivir en el mismo lugar.

Aunque tradicionalmente los psicólogos sostienen que los rasgos de la personalidad de un individuo se mantienen estables a lo largo del tiempo, recientemente se cuestionan este enfoque, señalando que los rasgos existían sólo en la óptica del observador, y que en realidad la personalidad de un individuo varía según las distintas situaciones a las que se enfrenta.    TEORIAS SOBRE EL                 DESARROLLO DE LA PERSONALIDAD

El conjunto de formas relativamente consisten entes de relacionarse con la gente y las situaciones que ponen un sello de individualidad en cada uno de nosotros. En tanto que nuestras actitudes, valores, opiniones y emociones son lo que forman nuestra individualidad, el modo como actuamos en estos estados mentales determina lo que otros verán como nuestra personalidad.

Pero ciertas características predominan en nuestra apariencia psicológica; podemos pues, ser descritos por los rasgos que parecen gobernar nuestra conducta la mayor parte del tiempo.

Veremos las más importantes, que se agrupan en cuatro extensas categorías: las psicoanalíticas, las del aprendizaje, las humanistas y las de tipos y rasgos. La teoría del aprendizaje entiende que la personalidad está determinada por las experiencias externas, por el ambiente, mientras las otras tres escuelas del pensamiento la ven como formada en nuestro interior, surgiendo de necesidades, impulsos y características innatas.